Coge los tomates más maduros que tengas que nos vamos de fiesta a la hermosa localidad zaragozana de Tarazona, para hablar de una de las fiestas más especiales que existen en toda la geografía española, El Cipotegato, Fiesta declarada de interés Nacional desde el año 2009.
El Cipotegato es la tradición más arraigada a la historia de Tarazona desde el siglo XVI. Se celebra el 27 de agosto de cada año a las 12 del mediodía, y supone el comienzo oficial de las fiestas patronales de San Atilano.
¿En qué consiste la fiesta del Cipotegato?
A las 12 en punto del mediodía del día 27 de agosto irrumpe en la plaza un misterioso personaje encapuchado y ataviado con un curioso traje de arlequín, a través de un pasillo abierto entre la multitud por amigos y antiguos Cipotegatos. Atravesando la plaza, es perseguido por la muchedumbre que le arrroja tomates. Si sale triunfante, será subido a la escultura erigida en su honor en la misma plaza. Desde allí saluda a la multitud y es conducido a hombros al Ayuntamiento, momento en el cual comienzan oficialmente las fiestas.
Existe un gran interés entre los jóvenes de la localidad por poder representar la figura del Cipotegago por lo que ello representa para los turasionenses, por lo que el Ayuntamiento tiene que realizar anualmente un sorteo entre todos ellos para ver quién será el "anónimo afortunado". El recorrido que realizará el Cipotegato es secreto y lo decide el propio Cipotegato con su cuadrilla de amigos que serán los que le acompañarán durante el trayecto para que tenga éxito.
¿Quién es el Cipotegato?
Existen diversas teorías acerca del origen de este personaje.
Cuenta una leyenda que estaba el bufón entreteniendo y divirtiendo a su rey y a su corte, momento en el cual el monarca le lanzó un tomate bien maduro al bufón atinándole en toda la cara. Desde entonces el bufón decidió utilizar una máscara (como medida de protección), que le otorgaba un cierto aspecto de gato.
La Historia más reciente (med. S. XVIII) habla de una cárcel que existía en Tarazona, y cuando llegaban las fiestas se le daba la oportunidad a un preso de quedar en libertad. El preso en cuestión tenía que portar un palo con una cadena que terminaba en una bola y se le decía que si era capaz de abandonar el pueblo quedaba en libertad. Lo que el preso no sabía es que estaba esperándole todo el pueblo con piedras en la mano preparados para lanzárselas al preso... Hoy en día se han sustituído las piedras por tomates (afortunadamente).
Otro hilo histórico cuenta como el Cipotegato, (que solía ser un preso), salía en las procesiones para amedrentar a los niños, los cuales le lanzaban hortalizas sobrantes de los mercados que encontraban por el suelo. Después de la humillación, el preso quedaba en libertad.
¿Y tu cómo vives estas fiestas? Cuéntanoslo!
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